19 de abril de 2012

Titanic..


Pensar en Titanic siempre es pensar en grande. Ya sea por el hecho histórico que recrea, y que en esta semana cumplió 100 años, como por el modo en el que lo hace. Las recaudaciones, las ambiciones de su director, la superproducción, todo eso contribuyó a que la película adquiriera esa sobredimensión que, sin embargo, no es su verdadera esencia. Titanic es mas simple, es dos frases de tres palabras: "Make It Count", "I Trust You".
Cameron, como haría años después con Avatar, se prende a una universalidad para darle esa contextura bigger than life. Sin embargo, si le sacamos el iceberg, si le sacamos el impacto del transatlántico chocando contra él, entonces Titanic solo es dos personas que se enamoran pero que no pueden estar juntas. Así de sencillo. Tan sencillo como eso que dice Jack en medio de una cena: “Me gusta despertarme sin saber qué voy a hacer y a quién voy a conocer. Hay que hacer que cada día valga la pena”. ¿Y cómo hacerlo? Depositando confianza en el otro, en momentos extremos como una catástrofe inminente y en momentos lúdicos como abrazarse en un baile. Por eso, Cameron filma manos en primer plano, una posándose sobre otra, ayudándose, estableciendo esa suerte de pacto tácito de confianza. Titanic es una película sobre el dejarse arrastrar, sobre los saltos al vacío, sobre una chica que no puede permanecer en un bote porque allá arriba, con dolor, hay dos ojos que la miran pidiéndole que, sea donde sea y por el tiempo que dure, los minutos se aprovechen juntos.

Título Original: Titanic.
Origen: Estados Unidos.
Actores: Leonardo Di Caprio, Kate Winslet, Billy Zane.
Director: James Cameron.
Genero: Romance, Drama, Catastrofe.
Duración: 193 Minutos.
Calificación: Apta mayores de 13 años.

Ave María y Adelante...!
De Colores...!

12 de abril de 2012

¿Cómo viví mi Cuaresma?

¿Como viví mi cuaresma?, eso es lo que se me pidió como testimonio…
Para serles sincero, días previos al miércoles de cenizas, me predispuse vivirla como nunca. Pero como me dijo un sacerdote, mientras más cerca de Dios uno quiere estar, mas aparece el de abajo para molestar o alejarnos y según como lo veo yo, en mi lo logro. Si bien estoy en constante oración en todo mi día, me reprocho muchas otras cosas que podría haber hecho mejor. Llegue a pensar que Dios se había cansado de mi, pero por medio de la 1°lectura del miércoles 21 (Isaías 49.8-15, por si la quieren leer), me hablo directamente y justo uno de los chicos de la parroquia Don Orione, me invito a leerla en la misa, así que una vez más el barba me tiro una soga, me dio una mano. Puso la otra mejilla u otra oportunidad. Para que yo viva la próxima pascua desde el corazón, espero no defraudarlo y poder tener el aguante suficiente para llevar a cuesta la cruz que me corresponde…

Aunque cueste, siempre de colores..!
Emanuel Pato Chiari.

Ave María y Adelante...!
De Colores...!

11 de abril de 2012

La obediencia..

No se puede abarcar el océano, pero se puede hacer algo mejor: dejarse abarcar por él sumergiéndose en un lugar cualquiera de su gran extensión, esto no es mas que un ejemplo para comparar lo que nos pasa con la Pasión de Cristo. No se la puede abrazar totalmente con la mente, ni ver su fondo; pero podemos sumergirnos en ella partiendo de alguno de sus momentos.

La obediencia de Cristo es el aspecto de la Pasión que más se pone en evidencia en el santo evangelio, “Cristo se hizo obediente hasta la muerte, y muerte de cruz” (Filipenses 2,8); “Por la obediencia de uno solo todos serán constituidos justos” (Romanos 5,19); “Con lo que padeció aprendió la obediencia, y llegado a la perfección se convirtió en causa de salvación eterna para todos los que le obedecen” (Hebreos 5,8-9). La obediencia aparece como la clave de lectura de toda la historia de la Pasión, de donde ésta toma sentido y valor.

Muchos de nosotros no llegamos a entender porque Jesús le pide al Padre alejarlo del sufrimiento que estaba por vivir, a pesar de que luego pide que se cumpla la voluntad del Padre y no la de el, ¿Cómo la de el? Todos sabemos que Jesús era Dios hecho hombre, pero pocos pueden ver que fue tan grande el amor de Dios por el hombre que decidió ponerse a su altura, Jesús fue un hombre con todas las letras, porque Jesús como hombre, saciaba su hambre y su sed de la misma forma que nosotros, Jesús como hombre reía de alegría y lloraba de tristeza, Jesús como hombre tenia miedo de lo que iba a suceder, tenia miedo porque sabia el sufrimiento que iba a padecer.

Y la pregunta que muchas veces nos hacemos es porque Dios permitió que Jesús sufra ese calvario? La respuesta tiene que ver con lo nombrado anteriormente la Obediencia, fundada en un verdad que es el conocimiento del Bien, lo que Mayor a lo que se desea llegar, a lo que se aspira, por tanto, el medio es parte de un ir hacia un fin, es saber que el sacrificio dará sus frutos, es arriesgar todo confiando en Aquel que no defrauda. Y es así que sin dejar de lado la divinidad de Jesús, tenemos que centrarnos en su naturaleza, su condición de hombre.

Jesús, de niño, aprendió a obedecer a sus padres, a la sociedad, a sus amigos, de la misma forma que nosotros obedecíamos a los nuestros, siendo mas grande incluso llega a someterse al peso y rigor de la ley mosaica; de la misma forma que nosotros respetamos las leyes, sean del índole que sean . Durante su Pasión; la que no lo toma de improvisto, de sorpresa como una enfermedad o un accidente, sino que es respuesta fiel y obediente a la razón más honda de su existencia, dar la vida por la salvación de muchos, El se sometió a la sentencia del Sanedrín, de Pilatos, acepto su calvario, pero sobre todo acepto su Cruz, y lo hizo para demostrarnos que es posible; que un hombre puede cargar el peso de la cruz, y obviamente sin medir el dolor del cansancio, nos demuestra que el camino de la vida sujetados de la mano del Padre aliviana todo el peso, incluso el de una cruz, y nos conforta en los dolores, sin quitarlos pero dándole sentido a los mismos, sentido de vida, camino vivido, recorrido como enseñanza y por Obediencia al Padre, que no es otra cosa que un acto de amor del hijo al Padre, no es otra cosa que mostrar a quien tenga las agallas de ver, que Verdaderamente es Posible La confianza y El confiaba en su Padre. De esta forma nos enseño que debemos confiar plenamente en el proyecto de vida que Dios pensó para nosotros, debemos aceptar y reconocer que fuimos llamados a ser obedientes con la misión que el padre nos encomendó a todos nosotros, ser obedientes para la construcción del reino.

Dios se hizo hombre para que nosotros podamos entender que la perfección que esta personificada en Jesús no es imposible para el hombre, no es algo que esta a Km. de distancia sobre el cielo sino que todos somos capaces de poder soportar las cruces, los dolores y sufrimientos y todo gracias a la obediencia que le tenemos al padre, que es la que nos lleva a mejorar en el camino a la santidad. Es la que hace que cada uno de nosotros podamos ser testimonio para todos los necesitados.

Por eso en estas Pascuas, debemos pedirle al señor que nos de la sabiduría de poder oír su vos, de poder escuchar que tiene para decirnos y de poder escuchar cual es el proyecto de vida que tiene para nosotros, en estas pascuas pidamos al señor que nos de la fortaleza de poder cargar con nuestra cruz tomados de la mano de el, y demostrándole a todos los agobiados de dolor y tristeza, que nuestra cruz no es pesada, y solo por el hecho de que entendemos y obedecemos cual es el designio de Dios en nuestras vidas, por eso es que vencemos al mal, al pecado porque supimos obedecer a Dios y así, no será tanto la muerte de Cristo por sí misma lo que nos ha salvado, sino su obediencia hasta la muerte, que es lo que también nos llevara a la salvación, a la vida eterna.

Ave María y Adelante...!
De Colores...!

10 de abril de 2012

¿Cómo viví mi Cuaresma?

Esta cuaresma yo la definiría rara. Me pasaron muchas cosas, en los que me di cuenta el verdadero sentido de la Cuaresma. Empezó con un Miércoles de ceniza con poco interés a la celebración, y no darle importancia a que se aproximaba la Pascua. Viviendo el Campamento parroquial anual, caí en la cuenta de que el servicio a otros es mi vocación y descubrí mi misión en el mundo. De ahí vuelvo a darme cuenta para que es este tiempo. De reflexión! De perdón, de paz interior, de ayudar a otros, de darme cuenta estos días más que nunca lo que está por vivir Jesús y de lo que entrego por nosotros, unos simples humanos. Que lo abandonamos por cosas mundanas, que el día de mañana ya no van a estar más o que en el momento de la salvación no nos van a servir. Y solamente el único que va a estar ahí no importa lo que pase, o lo que hagamos, o como lo tratemos, o no le damos la importancia necesaria, ese es Dios. El que entrego a su hijo por mí, por nosotros, por VOS. Él que te perdona todo, y solo te pide algo. Arrepentimiento de corazón. Es tan poco lo que nos pide, y tan grande lo que nos da. Los invito Jornaditas que estos pocos días que quedan hasta la Pascua los vivamos a pleno.

Caro J XLI.

Ave María y Adelante...!
De Colores...!

9 de abril de 2012

Palabra de Vida de Abril..

Padre, en tus manos encomiendo mi espirítu..
Lc. 23, 46.

1 Después se levantó toda la asamblea y lo llevaron ante Pilato.
2 Y comenzaron a acusarlo, diciendo: «Hemos encontrado a este hombre incitando a nuestro pueblo a la rebelión, impidiéndole pagar los impuestos al Emperador y pretendiendo ser el rey Mesías».
3 Pilato lo interrogó, diciendo: «¿Eres tú el rey de los judíos?». «Tú lo dices», le respondió Jesús.
4 Pilato dijo a los sumos sacerdotes y a la multitud: «No encuentro en este hombre ningún motivo de condena».
5 Pero ellos insistían: «Subleva al pueblo con su enseñanza en toda la Judea. Comenzó en Galilea y ha llegado hasta aquí». 6 Al oír esto, Pilato preguntó si ese hombre era galileo.
7 Y habiéndose asegurado de que pertenecía a la jurisdicción de Herodes, se lo envió. en esos días, también Herodes se encontraba en Jerusalén.
8 Herodes se alegró mucho al ver a Jesús. Hacía tiempo que deseaba verlo, por lo que había oído decir de él, y esperaba que hiciera algún prodigio en su presencia.
9 Le hizo muchas preguntas, pero Jesús no le respondió nada.
10 Entre tanto, los sumos sacerdotes y los escribas estaban allí y lo acusaban con vehemencia.
11 Herodes y sus guardias, después de tratarlo con desprecio y ponerlo en ridículo, lo cubrieron con un magnífico manto y lo enviaron de nuevo a Pilato.
12 Y ese mismo día, Herodes y Pilato, que estaban enemistados, se hicieron amigos.
13 Pilato convocó a los sumos sacerdotes, a los jefes y al pueblo, 14 y les dijo: «Ustedes me han traído a este hombre, acusándolo de incitar al pueblo a la rebelión. Pero yo lo interrogué delante de ustedes y no encontré ningún motivo de condena en los cargos de que lo acusan; 15 ni tampoco Herodes, ya que él lo ha devuelto a este tribunal. Como ven, este hombre no ha hecho nada que merezca la muerte. 16 Después de darle un escarmiento, lo dejaré en libertad».
17 [En cada fiesta, el gobernador acostumbraba a poner en libertad a un preso.]
18 Pero la multitud comenzó a gritar: «¡Que muera este hombre! ¡Suéltanos a Barrabás!».
19 A Barrabás lo habían encarcelado por una sedición que tuvo lugar en la ciudad y por homicidio.
20 Pilato volvió a dirigirles la palabra con la intención de poner en libertad a Jesús.
21 Pero ellos seguían gritando: «¡Crucifícalo! ¡Crucifícalo!».
22 Por tercera vez les dijo: «¿Qué mal ha hecho este hombre? No encuentro en él nada que merezca la muerte. Después de darle un escarmiento, lo dejaré en libertad».
23 Pero ellos insistían a gritos, reclamando que fuera crucificado, y el griterío se hacía cada vez más violento. 24 Al fin, Pilato resolvió acceder al pedido del pueblo.
25 Dejó en libertad al que ellos pedían, al que había sido encarcelado por sedición y homicidio, y a Jesús lo entregó al arbitrio de ellos.
26 Cuando lo llevaban, detuvieron a un tal Simón de Cirene, que volvía del campo, y lo cargaron con la cruz, para que la llevara detrás de Jesús.
27 Lo seguían muchos del pueblo y un buen número de mujeres, que se golpeaban el pecho y se lamentaban por él.
28 Pero Jesús, volviéndose hacia ellas, les dijo: «¡Hijas de Jerusalén!, no lloren por mí; lloren más bien por ustedes y por sus hijos.
29 Porque se acerca el tiempo en que se dirá: "¡Felices las estériles, felices los senos que no concibieron y los pechos que no amamantaron!"
30 Entonces se dirá a las montañas: "¡Caigan sobre nosotros!", y a los cerros: "¡Sepúltennos!"
31 Porque si así tratan a la leña verde, ¿qué será de la leña seca?».
32 Con él llevaban también a otros dos malhechores, para ser ejecutados.
33 Cuando llegaron al lugar llamado «del Cráneo», lo crucificaron junto con los malhechores, uno a su derecha y el otro a su izquierda.
34 Jesús decía: «Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen». Después se repartieron sus vestiduras, sorteándolas entre ellos.
35 El pueblo permanecía allí y miraba. Sus jefes, burlándose, decían: «Ha salvado a otros: ¡que se salve a sí mismo, si es el Mesías de Dios, el Elegido!».
36 También los soldados se burlaban de él y, acercándose para ofrecerle vinagre, 37 le decían: «Si eres el rey de los judíos, ¡sálvate a ti mismo!».
38 Sobre su cabeza había una inscripción: «Este es el rey de los judíos».
39 Uno de los malhechores crucificados lo insultaba, diciendo: «¿No eres tú el Mesías? Sálvate a ti mismo y a nosotros». 40 Pero el otro lo increpaba, diciéndole: «¿No tienes temor de Dios, tú que sufres la misma pena que él?
41 Nosotros la sufrimos justamente, porque pagamos nuestras culpas, pero él no ha hecho nada malo». 42 Y decía: «Jesús, acuérdate de mí cuando vengas a establecer tu Reino».
43 El le respondió: «Yo te aseguro que hoy estarás conmigo en el Paraíso».
44 Era alrededor del mediodía. El sol se eclipsó y la oscuridad cubrió toda la tierra hasta las tres de la tarde. 45 El velo del Templo se rasgó por el medio.
46 Jesús, con un grito, exclamó: «Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu». Y diciendo esto, expiró. 47 Cuando el centurión vio lo que había pasado, alabó a Dios, exclamando: «Realmente este hombre era un justo».
48 Y la multitud que se había reunido para contemplar el espectáculo, al ver lo sucedido, regresaba golpeándose el pecho.
49 Todos sus amigos y las mujeres que lo habían acompañado desde Galilea permanecían a distancia, contemplando lo sucedido.
50 Llegó entonces un miembro del Consejo, llamado José, hombre recto y justo, 51 que había disentido con las decisiones y actitudes de los demás. Era de Arimatea, ciudad de Judea, y esperaba el Reino de Dios. 52 Fue a ver a Pilato para pedirle el cuerpo de Jesús.
53 Después de bajarlo de la cruz, lo envolvió en una sábana y lo colocó en un sepulcro cavado en la roca, donde nadie había sido sepultado. 54 Era el día de la Preparación, y ya comenzaba el sábado.
55 Las mujeres que habían venido de Galilea con Jesús siguieron a José, observaron el sepulcro y vieron cómo había sido sepultado.
56 Después regresaron y prepararon los bálsamos y perfumes, pero el sábado observaron el descanso que prescribía la Ley.

Ave María y Adelante...!
De Colores...!

6 de abril de 2012

La Segunda Visita de Juan Pablo II a la Argentina..

En 1987, durante la semana que se inició el lunes 6 y concluyó el domingo 12 de abril (Domingo de Ramos), la Argentina vivió uno de los acontecimientos más trascendentales de su historia religiosa: la segunda visita del Papa Juan Pablo II, que como maestro de la fe efectuó un recorrido por el país que abarcó 10 ciudades: Buenos Aires, Bahía Blanca, Viedma, Mendoza, Córdoba, Tucumán, Salta, Corrientes, Paraná y Rosario.

Lunes 6 de abril de 1987.

En el aeroparque Jorge Newbery, al que llegó a las 16, el Papa dijo que sentía una «profunda alegría y una gran emoción al pisar por segunda vez esta bendita tierra de la Argentina. Vuelvo ahora en visita pastoral para seguir cumpliendo la misión que el Señor me ha encomendado, de evangelizar y ser Maestro de la fe, ejerciendo a la vez, como sucesor de Pedro, el ministerio de confirmar a mis hermanos».

Desde el aeropuerto se trasladó en Papamóvil a la Catedral Metropolitana, donde dirigió un discurso al Clero y al Pueblo de Dios.

Desde la Catedral se dirigió a la vecina Casa de Gobierno. El presidente Alfonsín, en un gesto excepcional, recibió al Papa al pie de la escalinata que da a la calle Rivadavia. Desde allí lo acompañó hasta su despacho, donde tuvieron una conversación privada. Durante la misma el primer mandatario obsequió a Su Santidad un Rosario de un metro de largo, realizado en plata y rodocrocita. A continuación se dirigió al Salón Blanco para un encuentro con los dirigentes políticos, representantes de las 2 Cámaras Legislativas, miembros del Poder Judicial y Ministros y Secretarios de Estado.

Terminado el encuentro con las autoridades del país, Juan Pablo II se asomó al balcón de la Casa Rosada para saludar a la gran multitud congregada en la plaza. Luego se dirigió en el Papamóvil a la Nunciatura Apostólica, donde tuvo un encuentro con los 65 jefes de Misión del Cuerpo Diplomático.

Martes 7 de abril de 1987.

Juan Pablo II comenzó su jornada a las 8 trasladándose a la ciudad de Bahía Blanca, donde fue recibido por unas 130.000 personas con el canto «Gracias, Juan Pablo», compuesto con motivo de esta visita por el músico local Walter Giménez. En su homilía trató sobre «la evangelización del mundo rural». La ofrenda de un gran cesto de trigo recordó la generosidad ubérrima de la pampa húmeda.

El próximo destino fue la ciudad de Viedma adonde llegó a las 13.30 para tener allí una celebración de la Palabra. El tema de la misma tuvo carácter misionero. El obispo de Viedma, monseñor Hesayne, dirigió al Pastor universal un saludo de bienvenida y el Romano Pontífice pronunció a su vez un discurso que tenía como tema central la «nueva evangelización».

Terminada la ceremonia, la comitiva papal volvió a tomar el avión para dirigirse al aeropuerto El Plumerillo, de Mendoza, a 1.012 kilómetros. El Papa llegó a las 16.45 y se trasladó hasta el sitio donde iba a tener lugar la celebración de la Palabra. Había unas 200.000 personas. El Papa fue recibido por un coro de 250 voces, que entonó «Tú eres Pedro», y luego siguió una canción de cuna polaca. El arzobispo de Mendoza, monseñor Cándido Rubiolo, dirigió al Pontífice un discurso de salutación. A continuación hubo una plegaria por la paz, y luego el Padre Santo pronunció un discurso. Tanto la alocución papal como todos los textos litúrgicos, estuvieron centrados en el tema de la paz: esto tenía un especial significado, dada la posición geográfica de Mendoza, limítrofe con Chile. A las 19 Su Santidad se trasladó al aeropuerto y viajó a Córdoba, que dista de allí a 725 kilómetros, donde pasó la noche.

Miércoles 8 de abril de 1987.

En Córdoba Juan Pablo II comenzó su jornada a las 8 de mañana, trasladándose a la Catedral. Dentro del templo esperaban al Papa 300 enfermos e inválidos, que representaban a todos los enfermos del país. El Papa luego de adorar al Santísimo dirigió una alocución a los enfermos. Desde la catedral se dirigió en papamóvil al Área Material Córdoba, donde presidió la Misa. Hubo palabras de bienvenida del arzobispo de Córdoba, cardenal Raúl F. Primatesta. A su vez el Papa en la homilía trató el tema de la familia.

Por la tarde se dirigió nuevamente al aeropuerto y subió al avión que lo llevó al aeropuerto Benjamín Matienzo, de Tucumán, ciudad que dista de Córdoba a 510 kilómetros. Fue recibido con gran entusiasmo por unas 80.000 personas, la mayoría de las cuales llegaron a pie desde la ciudad de San Miguel de Tucumán. El aeropuerto se había transformado en un enorme palco sobre el que se alzaba una gran cruz de hierro. El encuentro revistió la forma de celebración de la Palabra. El arzobispo local, monseñor Horacio Bózzoli, dio la bienvenida al Papa y luego él pronunció su homilía sobre el amor de los cristianos a su Patria.

Terminado el acto, la comitiva papal tomó el avión que lo trasladó a Salta, a 234 kilómetros. Desde el aeropuerto, el Papa fue al hipódromo de Limache, para tener un encuentro con los fieles de la arquidiócesis, encuentro que tenía como tema «El V centenario de la evangelización de América Latina», dado que la evangelización de la Argentina comenzó por estas latitudes. En la celebración estaban presentes más de 1.500 representantes de los indios quechuas, tobas, matacos y chiriguanos que vinieron desde distintos puntos. El arzobispo local, monseñor Moisés Julio Blanchoud, dio la bienvenida al Padre Santo y a su vez el Romano Pontífice pronunció una alocución referida al tema del encuentro. Una vez terminada la celebración, la comitiva papal entró en la ciudad. El Papa cenó y pernoctó en el arzobispado.

Jueves 9 de abril de 1987

Por la mañana, desde el arzobispado salteño se dirigió hacia la Catedral para hacer una visita no prevista a las imágenes del Señor y de la Virgen del Milagro. Después de haberse detenido unos momentos para adorar al Santísimo, el Santo Padre habló a los presentes, invitándolos a reflexionar sobre el misterio de la redención.

Luego viajó a Corrientes, a 740 kilómetros de distancia, donde bajo una torrencial lluvia fue recibido y saludado por el arzobispo de Corrientes, monseñor F. Antonio Rossi. Para los 100.000 fieles que participaban era como si resplandeciese el sol, permanecieron quietos, en sus sitios, rezando con el Pontífice, sin preocuparse del auténtico río de agua que caía sobre sus cabezas. Fue un gran testimonio de fe y de amor. La misa concelebrada con los obispos del Nordeste Argentino estuvo dedicada al tema «La religiosidad popular y la piedad mariana en la nueva evangelización».

Por la tarde viajó a Paraná. Fue recibido por el arzobispo de Paraná, monseñor Estanislao Esteban Karlic y luego se dirigió a la explanada que hay al salir de la aeroestación. El encuentro tuvo como tema «El mundo y los inmigrantes», debido a la gran cantidad de inmigrantes que hay en la zona. Terminada la ceremonia religiosa, Juan Pablo II fue a pie hasta el avión, saludando a la gente, y partió rumbo al aeropuerto de Buenos Aires.

Al llegar de nuevo a la capital argentina se trasladó en papamóvil hasta la Nunciatura Apostólica. La gente se agolpaba en este lugar y aclamaba a Juan Pablo II, de suerte que tuvo que salir al balcón a saludar a la muchedumbre. Luego, en un salón de la Nunciatura, tuvo un encuentro con representantes de la comunidad judía en la Argentina.

Viernes 10 de abril de 1987

El viernes, a las 8.15, recorriendo en coche descubierto 18 kilómetros, se trasladó desde la Nunciatura Apostólica al estadio del club Vélez Sársfield, donde celebró la santa misa, dedicada a las personas consagradas y a los agentes de pastoral, aunque asistían también numerosos fieles: había unas 30.000 personas. Concelebraron con el Papa más de 2.000 sacerdotes y estaban presentes unos 1.700 seminaristas, 3.000 religiosas y 400 monjas de clausura.

Terminada la celebración eucarística, el Papa se dirigió en papamóvil a la Catedral de los ucranios, donde saludó a los niños que vestían trajes típicos nacionales ucranios. En el interior había unas 1.000 personas. El eparca, monseñor Andrés Sapelak, dirigió al Papa un saludo y luego de la coronación del ícono de la Virgen de Prokov el Santo Padre dirigió una alocución a los ucranios. Luego nuevamente en papamóvil se dirigió a la Nunciatura.

Por la tarde fue al Mercado Central de Buenos Aires, donde unos 300.000 trabajadores lo saludaron con gran entusiasmo; el Papa bendijo una capilla erigida en el lugar en recuerdo de su visita, el obispo de San Justo, monseñor Rodolfo Bufano dirigió un saludo al Pontífice, quien pronunció un discurso sobre la evangelización del mundo del trabajo.

Desde ahí el Papa se trasladó directamente al estadio Luna Park, donde tuvo un encuentro con la comunidad polaca en la Argentina. Pronunció su discurso en polaco y, terminado el acto se dirigió a la Nunciatura donde por la noche transmitió por radio y televisión un mensaje a todos los presos del país.

Sábado 11 de abril de 1987

A las 8 de la mañana se dirigió al aeroparque rumbo a la ciudad de Rosario, a 304 kilómetros de Buenos Aires. El arzobispo de Rosario, monseñor Jorge M. López, le dio la bienvenida y la homilía papal tuvo como tema la «Vocación y misión de los laicos en la Iglesia y en el mundo». Finalizada la misa el Papa pronunció una plegaria en el Monumento a la Bandera.

Luego del almuerzo en la sede arzobispal voló a Buenos Aires. Cuando se inició el vuelo Su Santidad pidió al piloto que desviara la ruta, a fin de pasar, en vuelo rasante, sobre la Basílica Nacional de Nuestra Señora de Luján. Cuando la nave aérea sobrevolaba la ciudad de Luján, Juan Pablo II llamó a los cardenales Aramburu y Primatesta y juntos rezaron el Santo Rosario.

Desde el aeroparque se dirigió en papamóvil al estadio Luna Park para tener un encuentro con unos diez mil empresarios argentinos. Monseñor Ítalo Severino Di Stéfano, arzobispo de San Juan y presidente del Equipo Episcopal de Pastoral Social, dirigió al Santo Padre una bienvenida y por su parte el Papa pronunció un discurso a los empresarios.

A las 18, en la Nunciatura Apostólica, tuvo un encuentro con los representantes de la comunidad islámica en la Argentina. A la noche, la comitiva papal se dirigió en papamóvil a la avenida 9 de Julio, para el primer encuentro con los jóvenes presentes en Buenos Aires con motivo de la Jornada Mundial de la Juventud. Una impresionante multitud de jóvenes (unos 60.000 eran los no argentinos provenientes de las más diversas partes del mundo), recibió a Juan Pablo II con las luces de colores y los sonidos luminosos y festivos de los fuegos artificiales, y por el ondear de miles de pañuelos y banderas. El cardenal Pironio le dio la bienvenida. A continuación dos jóvenes también le dieron la bienvenida en nombre de todos. Luego comenzó el diálogo por medio de representaciones escénicas. A continuación hablaron jóvenes de diversos países y luego Juan Pablo II pronunció el esperado discurso a los jóvenes.

Domingo 12 de abril de 1987

El Papa comenzó su jornada a las 8 con un encuentro ecuménico en los salones de la Nunciatura. Participaron 35 personas representantes de diversas confesiones cristianas. Monseñor Mario José Serra, presidente del Equipo Episcopal de Ecumenismo, dirigió al Santo Padre unas palabras de salutación y Juan Pablo II respondió con un breve discurso a los hermanos.

Luego celebró en la avenida 9 de Julio la misa del Domingo de Ramos, con la que se clausuraba la Jornada Mundial de la Juventud. Era la primera vez, en la historia moderna del papado, que el Santo Padre no celebraba la fiesta de Ramos en Roma. Se calcula que había alrededor de 1.000.000 de personas, la mitad jóvenes. Estaba presente el presidente de la República, doctor Raúl Alfonsín. En el altar se había colocado la auténtica imagen de la Virgen de Luján, que el día anterior había sido traída procesionalmente por los jóvenes.

El Padre Santo pronunció la homilía del Domingo de Ramos. A las palabras del Papa respondieron los jóvenes con un acto de compromiso. Al terminar la misa, el Papa «envió» a los jóvenes al mundo y dio una cruz a cinco de ellos que representaban cada uno de los cinco continentes.

Luego Su Santidad se dirigió a la imagen de la Virgen de Luján y pronunció el acto de consagración a Nuestra Señora. Terminada la celebración, el Papa rezó el «Ángelus» ante la imagen de la Virgen de Luján. Antes de recitar la plegaria mariana, leyó una breve meditación dominical.

Desde la avenida 9 de Julio, Juan Pablo se trasladó en papamóvil a la sede de la Conferencia Episcopal Argentina que bendijo e inauguró (Suipacha 1034). Tras almorzar con todos los obispos en la misma sede, tuvo un encuentro con la Conferencia Episcopal Argentina en donde dirigió un mensaje a los obispos.

Después de este acto se trasladó al Teatro Colón para tener un encuentro con el mundo de la cultura argentina. Luego de las palabras de monseñor Estanislao Karlic, presidente de la Comisión Episcopal de Fe y Cultura, el Padre Santo pronunció una alocución a los hombres de la cultura.

Del Teatro Colón el Papa salió rumbo al aeropuerto de Ezeiza donde pronunció un discurso de despedida. A las 19.30 despegó el avión papal: un Boeing 747 Jumbo de Aerolíneas Argentinas, rumbo a la Ciudad Eterna. La segunda visita de Juan Pablo II al país había finalizado, dejando en todos una profunda emoción.