"Un jóven sin alegría y sin esperanza no es un jóven autentico,
sino un jóven envejecido antes de tiempo"
Juan Pablo II.
He experimentado constantemente en mi vida la presencia amorosa y eficaz de la Madre del Señor; María me acompaña cada día en el cumplimiento de la misión de ser el Sucesor de Pedro..

Que sólo quien, en nombre del amor, sabe ser exigente consigo mismo, puede exigir amor a los demás.
Pues es amando a los demás que descubriréis el sentido de la vida.
Que sólo el amor construye, sólo el amor acerca, sólo el amor logra el amor de los hombres en su diversidad.
El hombre suele penetrar con frecuencia en el sendero oscuro de la vida, pero de repente las tinieblas se deshacen ante el esplendor de la Palabra de Dios.
En verdad os digo... todas las cosas, todos los acontecimientos, para quien sabe leerlos con profundidad, encierran un mensaje que, en definitiva, remite a Dios.
Nunca te olvides que... "No hay paz sin justicia, no hay justicia sin perdón".
Y que Cristo está muy cerca de todos los que sufren.
La paz exige cuatro condiciones esenciales: Verdad, justicia, amor y libertad
Sin la esperanza se apaga el entusiasmo, decae la creatividad y mengua la aspiración hacia los más altos valores.
Sean dichosos todos aquellos que, día a día, con generosidad inagotable acogen tu invitación, oh Madre, a realizar lo que dice tu Jesús... Amén.
Y que la felicidad la alcancen aunque sea desde el sacrificio...«Os he buscado tantas veces... Ahora vosotros habéis venido a mí. Y yo os lo agradezco».
SS. Juan Pablo II.
Viernes 1º de Abril de 2005.
Ave María y Adelante...!
De Colores...!