10 de noviembre de 2010

The Matrix...

En esta primer entrega empezaremos con algo que todos conocemos y (creo que) nos gusta... Matrix! Con Keanu Reeves, conocido por todos. Si no la vimos, es posible que la hayamos sentido nombrar o escuchado de su repercusión.

La trama no es muy complicada en sí, se trata de un hombre como cualquier otro (el Sr. Anderson, que luego se pasará a llamar Neo) que trabaja y vive en un mundo supuestamente tranquilo, que no exige demasiado y que tampoco da muchas ganas de vivir en el. Todo se empieza a desarrollar cuando Morfeo se encuentra con Neo y le plantea que en realidad lo que esta viviendo no es una vida, sino un sueño inducido por las computadoras, para que mientras tanto ellas se puedan alimentar de la energía del cuerpo humano. Así, Anderson, entra en contradicción consigo mismo, en si debe aceptar la propuesta de Morfeo o quedarse en su tranquila y placida vida, la cual no molesta a nadie y lo satisface en todas sus necesidades. Aquí esta el punto central de la película, en la decisión de Anderson, la cual lo lleva luego a ser Neo.

¿Cuantas veces somos cuestionados por nosotros mismos o por agentes externos en cuanto a si nuestra vida no es lo que esperábamos? O lo que es... Pero que si la analizamos, nuestra vida esta fenómeno, no le hacemos mal a nadie, la pasamos bien, hacemos todo lo que queremos, tenemos lo que deseamos y a pesar de todo, en el momento que estamos solos con nosotros mismos nos sentimos insatisfechos.
Anderson opta por tomar la pastilla roja y descubre la verdad: que su vida por más placida que fuere no es la realidad, es una virtualidad que ayuda a seguir durmiendo y así no preocuparse por lo verdadera y llevar a cabo su vocación.

A medida que sale de la Matrix y descubre el verdadero mundo se va dando cuenta de lo bien que estaba en su sueño y de lo mal que la pasa luchando por la verdad. Así como cristianos a veces vivimos disociados entre lo que llamamos “mundo” y lo que llamamos vida en Cristo, vamos oscilando de un lado a otro y por momento sumos súper cristianos y por momentos somos “buenas personas”.

Pero la película sigue; y Neo va aprendiendo a manejar su mente, la Matrix y conociendo a sus amigos. Tienen una tarea difícil y ni el mismo cree ser el elegido, o que esta llamado a hacer algo importante. Solo Morfeo cree en él a pesar de todo.
Gracias a Dios nosotros también contamos con ayuda de mediadores que nos muestras y nos guían a pesar nuestro. Ellos creen en nosotros más que nosotros mismos, y es así que cuando parece que no damos más, tenemos una mano amiga, un consejo o un estar al lado que nos muestra el camino desde lo existencial, no solo desde lo teórico.

Neo, a pesar de no creer en si mismo, sigue adelante por amor a Morfeo y su fe, y es ahí cuando cambia todo. Ante una situación límite (Morfeo es apresado y Neo decide rescatarlo para que no muera) Neo se juega por entero y el cambio se da dentro de él, es ahí cuando comienza a manejar su persona, la Matrix y todo, es un cambio radical por amor, para luchar por esa experiencia que lo hacia mejor (el amor de Morfeo y su Fe).

Es esa misma experiencia en Cristo la que nos hace luchar y cambiar por todo, hay que rescatar eso que nos da fuerzas y nos muestra por donde ir, y a veces está apresado en el interior, tan adentro que no lo dejamos salir, y es ahí cuando tenemos que poner todo de nosotros para rescatar, para sacar eso que nos da la vida.

Así, ya se imaginan como termina la película y como siguen la segunda y la tercera entrega, pero lo fundamental es esa vocación que esta en nosotros y en Jesús, a través de alguien que nos la ayuda a pulir, aclarar y confiar en ella, para poder vivir plenamente, no sin conflictos ni batallas, y ser todo lo que debemos ser, uno en Cristos desde la vocación que a cada uno le toca.


De Colores!!
Guido Bozzola.