Cada mañana al anoticiarnos por los medios masivo de comunicación, nos encontramos con Discursos y Acciones adversas en el mejor de los casos o deliberadamente contrarias a nuestra Fe. Manipulación y Falsificación son las herramientas que impunemente desde el anonimato algunos que quieren sacar provecho de esta realidad emplean para someter a la Sociedad a la esclavitud.
En pos de un pretendido Progreso y Evolución insoslayable, ciertos grupos y otros tantos personajes, asumen la potestad de representación de la mayoría para modificar o pretender al menos debilitar nuestra Moral, esconder nuestra Historia y burlarse de nuestras tradiciones. Todo esto con un fin: Robarnos nuestro futuro, al convertirnos en sus esclavos. En otras palabras quieren que renunciemos a nuestra vida eterna.
Viviendo ya mi cuarto día y alentado por mis hermanos, es que me atrevo a buscar generar desde estas líneas un espacio de reflexión interior, primero. De dialogo en conjunto, segundo. Y de toma de decisión para la acción planificada y organizada luego. Procurando profundizar con este proceso el conocimiento, descubrimiento y reencuentro con nuestras tradiciones, las cuales componen nuestra historia y nuestra cultura. Sin estériles nostalgias de un pasado al que no se quiere volver, sino a un futuro donde si se quiere estar.
Como complemento a nuestra vida en gracia, en oración y en comunidad creo pertinente en pos de revertir el orden impuesto por la “Superestructura del Estado” o en palabras menos marxistas y más precisas de REGIMEN; es al decir de Juan Pablo II, (ESTRUCTURA DE PECADO) la necesidad de aventurarnos en el estudio y la lectura.
Nuestro querido Cardenal Bergoglio nos advierte: En cambio la tentación para la Iglesia fue y será siempre la misma: eludir la cruz (cfr. Mt. 16:22), negociar la verdad, atenuar la fuerza redentora de la Cruz de Cristo para evitar la persecución. ¡Pobre la Iglesia tibia que rehúye y evita la cruz! No será fecunda, se “sociabilizará educadamente” en su esterilidad con ribetes de cultura aceptable. Éste es, en definitiva, el precio que se paga, y lo paga el pueblo de Dios, por avergonzarse del Evangelio, por ceder al miedo de dar testimonio…”
Por ingenuidad de los algunos católicos que confían sin garantías en las reglas del juego establecidas por los enemigos de la fe y los lacayos del régimen.
Por una creciente desorientación y falta de formación del pueblo católico se genera pesimismo o falta de fe en la eficacia salvadora de los principios del Cristianismo.
Por un enfriamiento en la fe y la religiosidad. Porque sin ayuda de la gracia es muy difícil “acertar con el sendero a veces estrecho entre la mezquindad que cede al mal y la violencia que, creyendo ilusoriamente combatirlo, lo agrava”. (Centesimus Annus, 25. En Cat. 1889).
Existiendo estas costumbres es evidente que la realidad actual sea como lo es.
Hoy a todos nos moviliza revertir esta realidad.
Para lograr ese fin sin cometer errores o malgastar nuestras energías. Es absolutamente inteligente saber cómo el Señor de la Historia nos acompaña y sobro todo nos guía.
Un obstáculo puede surgir producto de este machaque constante de quienes solo permiten una vida espiritual acotada en lo individual o a un espiritualismo sentimentaloide totalmente inmanentista.
Este obstáculo es creer que se puede caminar hacia el futuro desconociendo o negando nuestras raíces.
Somos hijos de Dios, de eso todos somos testimonio. Pero ese testimonio en nuestra comunidad y en toda nuestra sociedad conforma una totalidad en la cultura de nuestra nación.
Separar fe de cultura, es no salir de una fe individualista…es como amar a Dios pero amarse más uno mismo. En la Evangelización esto se quiebra y como otros hicieron camino de eso quiero hablar. Para demostrar cómo se pudo y como se puede. Hay que devolver al Hombre la Fe de su misión y si de fe y misión se trata que mejor que hablar de la Conquista de América.
En mi próxima nota hablare sobre el 12 de octubre Día de la raza.
Pero ya para ir instalando el tema a continuación cito textualmente el Decreto (de 1917) del Presidente Hipólito Yrigoyen, que reconoce taxativa y sabiamente las raíces de nuestra Argentinidad:
“1º. El descubrimiento de América es el acontecimiento más trascendental que haya realizado la humanidad a través de los tiempos, pues todas las renovaciones posteriores derivan de este asombroso suceso, que a la par que amplió los límites de la tierra, abrió insospechados horizontes al espíritu.
“2º. Que se debió al genio hispano intensificado con la visión suprema de Colón, efemérides tan portentosas, que no queda suscrita al prodigio del descubrimiento, sino que se consolida con la conquista, empresa ésta tan ardua que no tiene término posible de comparación en los anales de todos los pueblos.
“3º. Que la España descubridora y conquistadora volcó sobre el continente enigmático el magnífico valor de sus guerreros, el ardor de sus exploradores, la fe de sus sacerdotes, el preceptismo de sus sabios, la labor de sus menestrales, y derramó sus virtudes sobre la inmensa heredad que integra la nación americana.
“Por tanto, siendo eminentemente justo consagrar la festividad de la fecha en homenaje a España, progenitora de las naciones a las cuales ha dado con la levadura de su sangre y la armonía de su lengua una herencia inmortal, debemos afirmar y sancionar el jubiloso reconocimiento, y el poder ejecutivo de la nación:
“Artículo primero: Se declara Fiesta Nacional el 12 de octubre.
“Artículo segundo: Comuníquese, publíquese, dese al Registro Nacional y se archive”.
Hoy nuestro Congreso tiene en sus mano el Decreto Firmado por nuestro Poder Ejecutivo, donde se intenta declarar al 12 de octubre “Día de la diversidad cultural”…lo importante y claro es aquello que hay que defender.
Ya la familia fue manoseada, hasta modificarla en un contrato común de intenciones lindas…el prototipo de hombre y mujer es algo confuso y ahora las celebraciones y fechas patrias son trastocadas. Es decir todos los puntos de Unión se intentan romper. Fabrican cadenas y si no damos “nuevas y más amplias formas de participación en la vida pública por parte de los cristianos” alguna nos puede atrapar a nosotros mismos…
La próxima la seguimos.
¡De colores!