13 de enero de 2010

Vacaciones... Tiempo de cambio, tiempo para estar con Dios...

Parece que uno termina diciembre, un poco acelerado. Por los exámenes, el desgaste del curso, los meses de trabajo intensos… y por eso hace falta descansar un poco. Dormir más, vivir un poco más despacio, mirar menos el reloj.

Vacaciones, ¡Hermosa palabra y esperada por todos! Es un tiempo para cambiar las rutinas. Tiempo para hacer otras cosas. Dedicar tu tiempo a aquellos para quienes nunca lo tienes; hablar con tu familia; más espacio para lo más importante, escribir a tus amigos.
Leer un libro, mirar una película, sonreír más, agradecer la oportunidad de hacer todo esto.

Pero sea lo que sea, “No descansar de Dios” sino CON DIOS, que es muy distinto. Dejar que “venga conmigo”, ser consciente de su presencia en mi vida, también en este tiempo de reposo.

¿Siento a Dios parte de mi descanso, de mi verano, o se queda como presencia sólo en mis rutinas?

También es tiempo para que la relación con Dios tenga un poco más de calidad. Por eso este verano también puede ser un tiempo para intentar conocerlo un poco más (leer Su Palabra, rezar, pero esa oración que me surge de mi interior y no formulas hechas, tratar de releer su presencia en mi vida.)

Como cristianos, de Dios no podemos tomarnos vacaciones, de Dios no se descansa, tal vez durante el año las actividades, nos hacían postergar descansar en Jesús nuestro Buen Pastor y en todo caso, el Evangelio, Su Palabra es también espacio de reposo y alegría.

¿Cómo va Dios en mi vida? ¿Hay vacaciones de Dios?
El verano puede ser un tiempo propicio para hacer una mirada agradecida al año que se va.

A lo bueno que hemos vivido. A lo difícil que tal vez pasamos. A todas las personas que nos han hecho bien, a todas las personas con quienes hemos compartido el año y nos hemos encontrado por distintos motivos. A los gestos, palabras, retos etc. A Dios, por la oportunidad de vivir, elegir, caer y levantarnos, aprender, amar, construir, sentir, pensar, creer... Gracias.

Podemos dedicarnos algún rato a hacernos conscientes de todo esto que se va y ya lo he vivido y a darle gracias a Dios por él.
Sepamos hacer de las vacaciones un tiempo de descanso integral, todo nuestro ser debe renovarse.

Felices vacaciones...!
Y a vivir en el Señor... El es el camino, la Verdad y la Vida.

Ave María y Adelante...!
De Colores...!