Hace algunos meses ya que comenzamos a soñar la XLI…en una época en que el año comienza a pesarnos. Pero cada uno dejó de lado sus ocupaciones, el estudio, el trabajo, la familia…porque había algo grande que nos estaba llamando y no podíamos dejar de darle nuestro SÍ.
Nos fuimos afianzando como equipo y predisponiendo nuestros corazones. Y el movimiento nos acompañó con su oración y su presencia. Y de a poco esos nombres se transformaron en rostros y llegó el viernes tan esperado…y nos lanzamos una vez más a esta aventura.
En lo personal, la verdad es que tenía muchos miedos de no dar todo de mí, de que sean mis palabras las que hablen y no las de Él, de estar pensando en todo lo que había dejado atado con alambres en el trabajo y en el estudio. En pocas palabras, de no responderle al 100%. Pero le ofrecí mi cansancio y mis inseguridades. Lo dejé todo en sus manos y me volvió a sorprender una vez más. Dí lo que pude y me lo devolvió multiplicado. Porque de eso se tratan las cosas de DIOS, de entregarse confiado y ser su instrumento. Porque “no temo navegar si está mi DIOS”.
En estos días reviví mi Jornada y pude entregar una pizca de todo lo que ella me dio. Sentí una nueva caricia de DIOS en mi vida… En cada uno del equipo pude ver la entrega y el compromiso de ponerse al servicio, para que otros conozcan también la alegría de vivir teniendo a Cristo como modelo. Todos tirando para el mismo lado y apoyándonos en la oración, siempre pendientes el uno del otro. Cada uno desde su lugar fue testimonio de como ÉL había cambiado su vida dándolo todo en cada tarea y teniendo constantes gestos de amor.
Y fue hermoso también poder ver el paso de DIOS por la vida de estas chicas. Fue un regalo muy grande como interior el de poder sentir de cerca como su Amor las llamó, las perdonó, las recibió y las comenzó a transformar. Me cargó de pilas para seguir…
Nos y me sirvió para mostrarnos una vez más que, a pesar de la rutina y de los problemas, no podemos serle indiferentes… “El amor de DIOS inclina la balanza”. Todo lo demás es relativo. Todo cobra sentido. No podemos conformarnos con una vida vacía, porque una vez que lo dejamos entrar Él lo llena todo.
Deseo que estos corazones encendidos nos sirvan de aliento y que sus testimonios nos den fuerza para seguir luchando a capa y espada por este IDEAL.
Es hermoso vivir…DE COLORES!!!
Agus Sampaolesi.
J. XL.