1. Vive la naturaleza. En la playa, en la montaña, en la serranía, descubre la presencia de Dios. Alábale por haber hecho la naturaleza tan hermosa.
2. Vive tu nombre y condición de cristiano. No te avergüences en verano de serlo.
3. Vive el domingo, que en vacaciones sigue siendo el Día del Señor. Dios no se va de vacaciones. Tienes más tiempo libre, acude a la Eucaristía dominical.
4. Vive la familia. Dialoga, juega, reza en familia. Asiste al templo también con ellos.
5. Vive la vida. Es el gran don de Dios, no la hagas peligrar, y evita riesgos a los demás.
6. Vive la amistad. Desde la escucha, la confianza, la ayuda, el diálogo, el enriquecimiento y el respeto a la dignidad sagrada de las demás personas.
7. Vive la justicia. No esperes que todo te lo den hecho. Otros trabajan para que tú tengas vacaciones. Ellos también tienen sus derechos. Respétalos y respeta sus bienes.
8. Vive la verdad. Evita hipocresías, mentiras, críticas, la presunción engañosa o interesada.
9. Vive la limpieza de corazón. Supera la codicia y el egoísmo. Vacación no es permisividad.
10. Vive la solidaridad. No quieras todo para ti. Piensa en los que no tienen vacaciones, porque ni siquiera tienen el pan de cada día. La caridad tampoco toma vacaciones.