30 de marzo de 2011

¿Por qué celebrar 50 años del MJVC?

¿Qué huella ha dejado en mi el Mov. de Jornadas de Vida Cristiana?
¿Qué tanto me ha significado?
¿Por qué tiene tanto sentido celebrar
50 años de peregrinar evangelizando al joven por medio del joven
?

Porque...
Jornadas dejó una huella profunda en mi vida.
En una Jornada me encontré plenamente con Jesús.
Me descubrí más como persona, me di cuenta que mi vida tiene un qué, un para qué y mi vida tiene sentido. Me di cuenta que Dios trasciende mi persona.
Hay una realidad con necesidades y rostros concretos que me llama.
Me reconocí como Bautizado, me reconocí frágil, débil, pero un hijo muy amado por Papá Dios y que me levanta después de haber caído.
Lo reconocí en la fracción del Pan y también al compartir el Pan, la fe y la sonrisa con otros jóvenes.
Dimensioné la Iglesia y desde ahí me sentí piedra viva de la Iglesia Católica.
Ahí reconocí el valor de la mujer, a través de la experiencia sencilla, fuerte, silenciosa y de fe de María, nuestra Madre.
En la jornada me sentí inmensamente amado por Dios, como Jesús al ser bautizado en el Jordán.
Me di cuenta que ese amor tan grande me lanzaba a una misión y tuve miedo, me asusté, pero estaba tan feliz que me arriesgué y quise compartir esta experiencia de Dios vivo a otros jóvenes, a mis hermanos, a mis amigos, incluso a personas en situaciones difíciles.
Desde entonces tomé más en serio cómo descubrir mi vocación.
Muchos pasaron por jornadas y no se arriesgaron.
Otros nos unimos  e invitamos a más jóvenes a seguir a Cristo. No todo fue tan fácil.

Esta experiencia me ha marcado.
Me ha bendecido. Me ha metido en aprietos.
Me ha cuestionado mucho sobre la Iglesia, la política, la cuestión social.
Me hizo tomar decisiones a la luz del Evangelio.
Me sacó del anonimato. Me hizo mejor persona.
Me ha puesto la camiseta de una persona comprometida con la Iglesia, con mi pueblo, con los jóvenes, pero al pasar de los años a muchos se nos quedó guardada la camiseta, se nos ha querido apagar la llama que nos impulsaba a actuar.
A muchos se nos olvidaba ese efervescencia interior que nos hacía expresar:
DIOS ME AMA.

Por eso es preciso celebrar, sacar la camiseta del Movimiento de Jornadas, sacar el impulso de esos años jóvenes y ponernos a trabajar.
Porque la tierra que no es labrada llevará abrojos y espinas aunque sea fértil, dice Sta. Teresa.
Es hora de volver a labrar la tierra que se ha puesto seca, endurecida, sedienta.
Hay familias, hay personas, hay personas que necesitan saber que su vida es valiosa, que tienen una palabra que cuenta, que pueden ser escuchados y que también son muy amados.
Se necesitan laicos adultos, sacerdotes, religiosas y religiosos que quieran acompañar la vida de los jovenes, falta jugársela por el joven, como José Pablo, como Gumer, como tantos y tantos…

Y Aquí estamos…
Por eso y mucho más que guarda cariñosamente nuestro corazón, es preciso CELEBRAR 50 años del paso de Dios por nuestras vidas, a través de la experiencia joven de jornadas.
Queremos que María siga siendo esa sustancia, ese perfume, esa armonía que mueva nuestro interior y nos lleve a la acción.
Porque queremos así como ayer, hacer hoy, lo que Él nos diga.

"Todo a Jesús por María... Todo a María para Jesús"

Ave María y Adelante...!
De Colores...!