Leon de Juda, Spiritual Reggae Band, Tus Huellas, Shabatones. Cuatro bandas y un mismo punto en común: el reggae como canal de creencias religiosas que no necesariamente se agrupan en el rastafarismo.
¿Es imprescindible ser rastafari para poder tocar reggae? Las respuestas podrían variar dependiendo de quien responda.
Bob Marley, el mayor astro del género, expresaba en Get Up, Stand Up, un mensaje de reivindicación a su religión dándole en simultáneo un palo a la Iglesia Cristiana que negaba la divinidad de Haile Selassie, la reencarnación de Dios en la tierra para los adeptos al credo. (“estamos enfermos y cansados de tu juego/ muriendo en nombre de Dios, señor/ el Todopoderoso es un hombre vivo”). A la vez, el mismo cantante era cuestionado por algunos de los que supuestamente representaba. Ergo, los más ortodoxos consideraban que se vendió al trabajar con Island Records, discográfica oriunda de Gran Bretaña (Jamaica se independizó de ese país en 1962).
Esta religión es la segunda más importante en la isla caribeña. La primera es el Cristianismo Protestante, dividido en sus distintas órdenes (Católica Romana, Adventistas, Testigos de Jehová).
La unión entre la supuesta apertura mental que dice predicar este género, en donde aparecen mensajes de lucha, espiritualidad y esperanza, más su ritmo pegadizo, tuvo repercusión mundial. Con bastantes años en nuestro país, el reggae fue también convirtiéndose en un medio de propagación de las distintas vertientes religiosas. Los casos difieren entre sí. Como algunos lo utilizan como una forma de llevar la palabra de Dios, otros lo consideran sólo una manera de hacer música. Pero no hay dudas, el mensaje siempre está.
León de Juda: sin dreadlocks, pero con los Evangelios en la cabeza.
Su formación data de una década atrás, en el seno de la Iglesia Evangélica Visión Profética de Castelar. “El reggae es mi forma de expresarme, no mi manera de vivir, por eso no usamos dreadlocks ni nada que confunda. Lo que buscamos es presentar a Cristo mediante este género”, comenta Ezequiel Mencia, voz y guitarra.
–¿Reciben algún tipo de apoyo de la institución?
–Sí, no nos podemos quejar. Siempre ensayamos en la iglesia. Empezamos a tocar cuando teníamos 12 años. Si tuviéramos que haber pagado una sala, seguramente no estaríamos tocando, porque es carísimo. Además cada vez que tenemos recitales, alguno del Ministerio (los colaboradores del pastor) viene a vernos. Ellos nos asesoran constantemente.
Aunque de la primera formación sólo queda el cantante, la banda logró no sólo participar dentro de eventos cristianos, sino hacer algunos shows en zona oeste (teloneraron a Gondwana en 2008) y presentarse en Rosario y La Rioja. “No queremos que nos confundan con rastas. Ya pasó que nos miraron mal en algunos recitales por no ser del palo. Notamos cierto prejuicio porque nos ven diferentes”.
–¿Por qué hacer una música con una filosofía tan distinta al credo que predican?
–Justamente porque queremos mostrar que con el estilo se puede hacer otra cosa. Lo tomamos como un desafío para poder plasmar lo que creemos a las personas que lo vean. Es una forma de evangelizar masivamente.
–Su religión sugiere la virginidad hasta el casamiento, ¿cómo viven ustedes la sexualidad?
–Yo opté por la castidad. Así como muchos deciden ir por una corriente, León de Judá va en otra. Es una elección de vida y nos gusta que eso se sepa.
–En Puerto Rico hay una banda de reggae cristiano homónima, ¿quién copió a quién?
–Ellos surgieron 2 años después que nosotros. Aunque tenemos el nombre patentado, no nos molesta. Es una de esas casualidades increíbles.
-¿Escuchan bandas de otras religiones que hacen reggae?
-Nos parece perfecto mientras sean claros. No me va eso de que se hagan los rastas y quieran mezclarlo con un mensaje de otro credo. A veces pasan a Dread Mar I en las radios evangélicas y él no tiene nada que ver con el cristianismo.
Spiritual Reggae Band: Humanismo y espiritualidad sin fronteras.
“Nosotros queríamos ser una banda fuera del sistema. Ser libres a distintas manifestaciones y expresiones”, expresa Horacio Armoza, percusionista y uno de los fundadores del grupo.
La banda. que celebra diez años de vida, se define como “humanista, espiritual, solidaria, combativa e independiente”. ¿Qué significa semejante rótulo? “Bigote”, como le dicen sus compañeros, fundamenta:“Tomamos como influencias las enseñanzas de los maestros hindúes, los libros de Carlos Castaneda, los discursos de Jah Rastafari y a los pueblos originarios de Latinoamérica”.
–¿No son demasiados conceptos para un sólo grupo?
–No, el reggae de por sí es muy abierto y es también una forma de vida. Nos hicimos vegetarianos y no tomamos alcohol. Solamente fumamos marihuana. Además entre el 2003 y 2006 tuvimos un comedor para niños, donde enseñábamos a hacer papel reciclado y a construir instrumentos. Eso es espiritualidad en acción.
–¿Y todo esto cómo convive con su fe?
–Por la postura que tomo, sale a la luz que no creo en Dios. Intento propagar mis convicciones, junto a conceptos del rastafarismo.
–¿Pero el rastafarismo no es homofóbico y excluyente?
–Sí, pero eso no lo comparto. Solamente los conceptos de conciencia natural. Es más, estamos construyendo un estudio de grabación en Capilla del Monte, con una huerta para autoabastecernos. Sé que al haber nacido acá no somos rastas puros y tampoco queremos serlo.
Como para agrandar todavía más el combo, Spiritual Reggae Band acaba de lanzar Reggae andino, su cuarto disco. El álbum une el folklore jamaiquino con ritmos autóctonos, donde el roots se combina con sikus y charangos. “El proyecto es una idea de Alberto Kuselman, ex integrante de la banda y creador de la terapia del canto, basada en los métodos curativos de los aborígenes. El puso voz y letras, y yo me encargué de hacer la música”.
–¿El reggae es un comodín que se puede combinar con todo?
–Sí, es adaptable a todos los estilos. En nuestro primer álbum tenemos un tema que se llama Adiós Bobby, que fusiona tango. Todo lo que tenga corazón se puede mechar. El que quiera reggae puro, que vaya a la isla.
Tus Huellas: Acción católica sí. Cannábica, no.
“¿El reggae es una moda o un género que se instaló definitivamente?”, parece ser la pregunta que inquieta a los integrantes del grupo. Los oriundos de Ciudad Evita encontraron en esta música caribeña un canal para transmitir un mensaje que tiene como principal estandarte al catolicismo. “En un ambiente rolinga, por ejemplo, no sería tan sencillo hablar de lo que hablamos nosotros. Te podés ligar un botellazo y todo”, afirma José Gutierrez, violero y voz.
El grupo se gestó hace 15 años en el seno de la parroquia católica Sagrado Corazón, aunque recién en 2007 comenzaron a tocar exclusivamente reggae. Maxi Aguilera, el dueño del bajo, comenta qué lo llevó a formar la banda: “A los 17 años padecí el Sindrome de Guillain Barré. Tuve una muerte clínica y tres paros respiratorios. Antes hacía música fuera del circuito católico, pero me dí cuenta que crear Tus Huellas era una forma de agradecer la oportunidad”.
Aunque tocaron en la Asamblea Federal de Acción Católica Argentina, y en otros eventos religiosos, también tienen seguidores seculares que los acompañan donde se presenten. “El público jóven de la Iglesia es muy especial. Te escucha en el ámbito eclesiástico, pero no tiene compromiso con la banda, sino con Jesús. Es fácil llegarles, pero difícil que te sigan”, comenta Alejandro Guevara, el tecladista.
–¿Las letras se basan solamente en un mensaje de alabanza?
José: –Intentamos ser amplios. Al componer, parto de vivencias y situaciones que me llegan. Hace poco escribí una canción sobre la historia de una persona allegada, que estaba con dudas de si era hija de desaparecidos. Que ella me diga: “No sé quién realmente soy”, me llevó a plasmarlo.
–¿Con qué aspectos de la Iglesia están en desacuerdo?
José: –El hacer reggae a veces te juega en contra, porque muchos no quieren darte una mano. Piensan que por hacer esta música fumamos porro. Y estamos muy alejados de eso. Notamos mucha hipocresía: hay gente que va a misa, pero que si ve a un tipo pidiendo limosna lo ignora.
–¿Qué opinan del matrimonio igualitario?
José: –Muchos sacerdotes apoyaron la ley. Son realidades sociales, todos son hijos de Dios y tienen derecho a ser felices, ¿no?
Shebatones: Reggae y ska con gusto a kosher.
Encontramos un lugar vacío dentro de la música y nos dimos cuenta que estaba bueno ocuparlo”. Las palabras de Alejandro Pribluda, cantante y guitarrista del grupo que mezcla música klezmer con reggae y ska, retumban en su departamento palermitano. El grupo se formó en el 2007 y casi todos los integrantes, tienen bandas paralelas. Junto a Daniel Zaltzman, el baterista, forma parte de Satélite Kingston, como también, entre otros, Mariano Goldestein, toca el bajo en Sombrero Club.
“Con Shabatones debutamos en una Sinagoga. Más que nada, hacemos show privados para la colectividad: Bar Mitzvá, cumpleaños, casamientos y demás eventos. Sorprende ver a la gente bailando sin importar la edad”.
–¿Qué los llevó a formar esta segunda banda?
–No hay un fin religioso puntual, nosotros no predicamos. Solamente reversionamos temas clásicos de la cultura como Mazel Tov, Odessa Bulgar y El violinista en el tejado, entre otros. Y al pagarnos por tocar nos permite, poder vivir mejor de la música.
–¿Cómo se vinculan tantas fusiones musicales?
–No fue difícil versionar las canciones, es como que venían cortadas por la misma tijera. Mazel Tov la mezclamos con Monkey Man. Las notas son iguales y la gente no se da cuenta de que detrás de esos temas que escucharon durante toda su vida hay ritmos jamaiquinos.
Además de presentarse dentro del círcuito judío, participaron en las fiestas Bubamara y se subieron al escenario de The Roxy junto a Pipo Cipolatti. “El se contactó con nosotros. Nos conoció por Myspace y dijo que apenas nos escuchó se puso a bailar rikudim”.
–¿Por qué creen que el reggae pegó tanto acá?
–Nunca vi en ningún lugar de Sudamérica que se fume tanto porro como en Buenos Aires. Es un resultado de lo que pasa, fueron años y años de bandas de reggae y ahora explotó con todo.
–¿Matisyahu les parece un buen representante?
–Sí, pero a diferencia de nosotros es ortodoxo y brinda un mensaje referido a la fe. El también encontró un lugar que nadie había asumido. Es más, ya me pasó una vez que puse en Google “Bob Marley” y Shlomo Carlebach (ícono jasídico) y aparecieron dos nombres: Matisyahu y Shabatones.
Fuente: Suplemento Sí! Clarín. 04/02/2011.
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