2 de mayo de 2011

Juan Pablo II ya es Beato..

El día esperado ha llegado. "¡Juan Pablo II es beato!". Entre las ovaciones de una multitud de un millón y medio de personas, distribuida en la plaza de San Pedro, las calles laterales y diez grandes espacios con pantallas gigantes de televisión en varias partes de Roma, el Papa Benedicto XVI proclamó ayer la beatitud del polaco Karol Wojtyla, apenas seis años y un mes después de su muerte, cuando estaba por cumplir 85 años. Ha sido la más imponente y multitudinaria beatificación en la historia de la Iglesia, el primer escalón de los dos que llevan a los altares de la santidad.


En pocos años será santo”, aseguró el secretario de Estado, cardenal Tarcisio Bertone, mientras la multitud ovacionaba a Juan Pablo II, levantaba carteles que como en sus exequias decían “Santo súbito!” y gritaban la consigna que ya se escuchó en los funerales del 8 de abril 2005, cuando fueron 3 millones los fieles que se movilizaron.

Algunos observadores estimaron que una ceremonia similar, pero de canonización, proclamará santo a Karol Wojtyla en 2014 o 2015. Es necesario un nuevo milagro, pero ya existen 272 testimonios de gracias milagrosas obtenidas con la intercesión de Juan Pablo II presentados por fieles agradecidos.

Este hijo ejemplar de la nación polaca ayudó a los cristianos de todo el mundo a no tener miedo de llamarse cristianos, de pertenecer a la Iglesia, de hablar del Evangelio”, dijo el Papa en su sermón tras haber leído en latín la fórmula de proclamación del nuevo beato.

Dijo que estaba orgulloso de haber estado junto a Karol Wojtyla durante 23 años “y venerar cada vez más su persona”. “Abrió a Cristo la sociedad, la cultura, los sistemas políticos y económicos, invirtiendo con la fuerza de un gigante de Dios una tendencia que podía parecer irreversible”.

Esta tendencia era “la carga de esperanza que en cierta manera se le dio al marxismo y a la ideología del progreso”, destacó. Juan Pablo II “condujo al pueblo de Dios al tercer milenio reivindicando legítimamente para el Cristianismo” aquella carga de esperanza y “restituyéndole la fisonomía auténtica de vivir en la historia con un espíritu de adviento, con una existencia personal y comunitaria orientada a Cristo”.

Karol Wojtyla “llevó consigo la profunda reflexión sobre la confrontación entre el marxismo y el cristianismo, centrada en el hombre”, afirmó el Papa Ratzinger, recordando el protagonismo fundamental de Karol Wojtyla en el proceso de liberación de los países del Este europeo del dominio del comunismo de matriz soviética, que culminó en 1989 primero con la caída del muro de Berlín y después con la disolución de la Unión Soviética.

El entusiasmo de la multitud fue constante en una jornada que se temía iba a ser lluviosa y que en cambio fue bendecida por el buen tiempo. Millares de personas durmieron en las calles y puentes cercanos al Vaticano, y en muchas iglesias que fueron abiertas para facilitar el reposo de los peregrinos llegados desde el interior de Italia y de todo el mundo.

Había muchos jóvenes con bolsas de dormir, que son llamados “la generación de Wojtyla”, porque nacieron durante el largo pontificado de casi 27 años de Juan Pablo II. Muchos de ellos se dirigieron más tarde desde el Vaticano a la plaza de la basílica de San Juan de Letrán, donde anoche tuvo lugar el tradicional espectáculo musical organizado por las tres centrales obreras italianas para celebrar el 1° de mayo.

La plaza de San Pedro fue abierta a los peregrinos a las dos de la mañana de ayer, con tres horas de anticipación. Rápidamente quedó saturada y mucho antes de las 10 de la mañana, las centrales de seguridad comenzaron a orientar a la gente a los grandes espacios habilitados en otras partes de la ciudad.

En el área más cercana al sagrario se ubicaron un centenar de cardenales y las delegaciones oficiales –entre ellas la Argentina—, que incluyeron a 16 jefes de Estado y a seis monarcas, como los príncipes Felipe y Letizia de España y el rey Alberto II de Bélgica, y tampoco faltó el líder polaco Lech Walesa. Entre ellos estaba el dictador de Zimbawe, Robert Mugabe, que tiene prohibido pisar territorio europeo so pena de ser arrestado por genocidios y violaciones a los derechos humanos. Pero su presencia debió ser tolerada –incluso por el mismo Vaticano, que lo recibió con desagrado-, porque Mugabe se puso bajo el paraguas de la soberanía de la Santa Sede. La nota curiosa la dio el primer ministro Silvio Berlusconi, que se quedó dormido en su asiento junto al presidente Giorgio Napolitano, quien lo miro asombrado cuando todos se pusieron de pie en la misa menos Berlusconi, que cabeceaba.

El Papa apareció en el sagrario a las 10 de la mañana en un jeep blanco con el que dio una amplia vuelta en torno a cardenales, gobernantes y diplomáticos. Veinte minutos después comenzó la misa y a las 10.38 proclamó al nuevo beato. En su sermón, Benedicto XVI recordó que cuando aún vivía y era testigo de un gran sufrimiento personal, “se percibía el perfume de su santidad”. “El Señor lo fue despojando lentamente de todo y sin embargo él permanecía siempre como una roca, como Cristo quería”, concluyó el Papa.

Fuente: Diario Clarín.

Ave María y Adelante...!
De Colores...!