Luego de que María oyó que el Ángel Gabriel le decía: "También Isabel ha concebido un hijo en su vejez, y este es ya el sexto mes de aquella que llamaban estéril" (L. 1, 36) se sintió iluminada por el Espíritu Santo y comprendió que debería ir a visitar a aquella familia y ayudarles y llevarles las gracias y bendiciones del Hijo de Dios que se había encarnado en Ella. Por lo cual: "Se levantó María y se fue con prontitud, muy de prisa a la región montañosa" (Lc. 1,39). Abandonando la quietud de la contemplación a la que se dedicaba tranquilamente en su casita de Nazaret, y dejando la paz de su hogar se fue prontamente a ayudar en la casa de Isabel, porque: "La caridad es servicial, no busca sólo su propio interés, y lo soporta todo" (1Cor. 13). María "fue con prontitud" porque siempre va de prisa cuando se trata de ayudar a los que la necesitan.
Esta visita se diferencia de las visitas mundanas en que aquellas se reducen a ceremonias y cortesías y vanas demostraciones de respeto y de estimación. En cambio la visita de María llenó de bendiciones la casa de Zacarías, Isabel y Juan. "Tan pronto oyó Isabel el saludo de María, saltó de gozo el niño en su vientre e Isabel quedó llena del Espíritu Santo" (Lc. 1,40). O sea que el niño Juan recibió una inmensa alegría al sentirse bendecido por la presencia y cercanía del Redentor que venía en el vientre santísimo de María, y la madre Isabel tuvo la dicha de sentirse llena del Espíritu Santo. Dos favores muy grandes: santa alegría y Espíritu Santo.
"Y exclamó Isabel en alta voz: ‘Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre. ¿De dónde a mí que la madre de mi Señor venga a visitarme? Apenas llegó a mis oídos la voz de tu saludo saltó de gozo el niño en mi vientre’" (Lc. 1, 45).
Por medio de la visita de María llevó Jesús a aquel hogar muchos favores y gracias: el Espíritu Santo a Isabel, la alegría a Juan, el don de Profecía, etc. Son los primeros favores que conocemos haya hecho en la tierra el Hijo de Dios encarnado. San Bernardo dice que desde entonces María quedó constituida en "Canal inmenso" por medio del cual la bondad de Dios envía hacia nosotros las cantidades más admirables de gracias, favores y bendiciones.
En la S. Biblia, los que reciben mensajes de Dios se dedican a ayudar a los demás. María recibió el mensaje más importante que Dios ha enviado a la tierra, el de la Encarnación del Redentor en el mundo, y en seguida se fue a prestar servicios humildes a su prima Isabel. No fue como reina y señora sino como sirvienta, cocinera, mandadera, niñera y cuidandera de la casa. En Ella sí que se cumplirá aquel anuncio de Jesús: "Quien se humilla, será enaltecido".
"Dichosa tú porque has creído". Esta frase de Isabel a María, fue siempre la preferida del Papa Juan Pablo II.
Ave María y Adelante...!
De Colores...!