Queridos hermanos y hermanas: como sabéis, el 1 de mayo próximo, tendré la alegría de proclamar beato al venerable Papa Juan Pablo II, mi amado predecesor. La fecha escogida es muy significativa: será el II domingo de Pascua, que él mismo dedicó a la Divina Misericordia, y en cuya vigilia terminó su vida terrena. Quienes lo conocieron, quienes lo estimaron y amaron, no podrán menos de alegrarse con la Iglesia por este acontecimiento. ¡Estamos felices!
Benedicto XVI, al terminar el Angelus del 16 de enero de 2011.
Ave María y Adelante...!
De Colores...!