15 de abril de 2011

Un tiempo paradojal..

Estamos transitando una nueva cuaresma y como cristianos sabemos que no conmemoramos algo que paso, un hecho histórico, sino todo lo contrario. Nos preparamos para celebrar eso que ocurre siempre en cada eucaristía, que no es otra cosa que la promesa de quien más nos ama.
Cada cuaresma escuchamos esto de la preparación, en mi caso particular cada año con variadas dificultades surgen obligaciones… El termino más acertado seria decir excusas, que roban tiempo a contemplar el sacrificio de un Hombre que siendo también Dios ofreció la vida por nosotros.
Entonces la preparación termina siendo un amontonamiento de sucesos aislados, en el mejor de los casos: confesarse, ir a misa, algún ayuno, participar de un vía crucis y nada más.

Pero, ¿Cuántas veces nos detenemos a pensar? Como hombres de la era multimedia, nadie se asombra mientras observa la pantalla de tv, navega por la web, escucha la radio o voltea la página de un diario o revista si en ese instante, junto a una publicidad, hay un hombre muerto.
Hoy un muerto no importa, somos actores de una obra en la que lo que importa son las cifras. El objetivismo científico y la neutralidad valorativa nos deforman a creer en estadísticas y opiniones.
No podemos olvidar una promesa, no podemos ser indiferentes a un sacrificio, no podemos renunciar a buscar la verdad y menos a tenerla enfrente y dejarla pasar. No podemos, en fin, callar que Cristo ha RESUSITADO.

Más que propicio es reflexionar acerca de este punto, en un mundo tan dialéctico donde todo tiene que ser esto o aquello, donde una tesis es enfrentada en su antítesis y este conflicto es resuelto en una síntesis y así hasta que las contradicciones dejen de existir, es decir, el hombre ya no quiera mas vivir. El cristiano debe aprovechar la Pascua para explicarse así mismo sus razones.
El lugar donde hoy se ubica a la interioridad esta segmentado y definido por la cultura que pretende ser dominante a un simple sensacionalismo. Siento esto o aquello o ya no lo siento…
Todo es sensación… y las razones ¿dónde están? Tenemos razones porque estamos llamados a vivir la realidad concreta que es Cristo.

Esta Fe que también podemos llamar esencialmente seguimiento e imitación, no es sólo sentarse en la butaca a ver representada La Tragedia, sino co-actuar en el escenario, ser colocados en el escenario, dice la epístola a los Hebreos, y por lo tanto seguir en la victoria solo puede significar seguir en la cruz.
Por eso es necesario tener razones para no caer en la tiranía de la sensación, en la búsqueda del placer por el placer mismo o en la desgracia de olvidar la cruz.
Una cuaresma relativista, hedonista, llena de confort y muy a la moda, solo puede desembocar en vivir una Pascua formal pero sin aprovechar lo sustancial que es aceptar el amor de Dios por su creación. En aprovechar nuestra libertad para vivir eternamente en ese amor.
Cristo por obedecer muere en la cruz, Adán por ser desobediente pierde el paraíso.

Aprovechemos este tiempo para revisar dónde estamos, ver con qué dignidad llevamos nuestra cruz, interpelarnos cuán obediente somos, pedir las gracias para poder ser más eficientes en nuestra vida fiel al amor de Dios.
La existencia cristiana es paradójica no solo es la alegría de ser hijos de Dios, sino también es la tragedia de la muerte y resurrección. Es esto y aquello.
Por eso nosotros somos pecadores pero también estamos llamados a ser Santos. Profundizar sobre el amor de Cristo en el calvario es garantía de encontrar nuevas fortalezas para hacer un poco más grandes nuestro corazón, es encontrar seguridad en las tinieblas, es confirmar que, quien venció al mal, está al lado nuestro. Aprovechemos nuestro tiempo y nuestra libertad para tener más Amor.

Pablo Forcinito.
(J.XL)